lunes, 28 de abril de 2014

SOBRE AQUEL ABSURDO CRIMEN

10 AÑOS DESPUÉS DEL LINCHAMIENTO AL ALCALDE DE ILAVE
LA REPUBLICA SUR 27 de abril de 2014
PRECEDENTE. El 24 de abril de 2004 Cirilo Robles fue ajusticiado por la población. Desde ese entonces, en Puno, la justicia popular es moneda corriente.
Liubomir Fernández. Puno.
El 26 de abril de 2004, Cirilo Robles Callomamani, exalcalde de Ilave (Puno), se encontraba en la casa de uno de sus regidores. Había pasado varios días fuera de su distrito, en donde era acusado de malos manejos y actos de corrupción. El 2 de abril del mismo año quiso rendir cuentas a su población, pero no logró su objetivo. Sus opositores frustraron la cita y ante el temor de un desborde social, Robles dejó la jurisdicción. 
Su silencioso y abrupto retorno a Ilave exacerbó los ánimos de los pobladores que eran instigados por el teniente alcalde de  ese entonces Alberto Sandoval y el dirigente Valentín Ramírez Chino. La turba se desbordó y tomó “justicia” por sus propias manos. Sacó a Robles del recinto donde se encontraba y lo llevó a rastras hasta la Plaza de Armas. Tras ser torturado por varias horas, murió. Un año después, la Contraloría General de la República descartó indicios de corrupción en su gestión y, recién en enero de este año, la Corte Suprema ratificó la pena de 30 años de cárcel para los actores principales de su muerte. 
Diez años después .- Ayer se cumplieron 10 años del linchamiento a Robles. Su caso ha dejado secuelas en la región altiplánica, que desde entonces ha encontrado en los ajusticiamientos populares una forma de alcanzar justicia. Los azotes en la vía pública y la quema de delincuentes sorprendidos infraganti se han convertido en una práctica común. 
Por ejemplo, el lunes 21 de abril, pobladores de la urbanización Escuri (Juliaca) masacraron hasta causarle la muerte a Efraín Condori Gómez, un sicario que había asesinado a una pareja de esposos.
El estigma de Ilave también ha alcanzado a algunas autoridades ediles. Uno de ellos fue David Quille Gómez, burgomaestre de Pilcuyo. Éste fue acusado por peculado (uso indebido de recursos del Estado). Los vecinos de su jurisdicción le lanzaron la advertencia: “Si no te vas, te matamos como en Ilave”, le dijeron. Quille abandonó el distrito. Poco después, el Poder Judicial le dictó prisión preventiva por este delito.   
Linchamientos.- Solo en Juliaca, entre 2011 y 2013 se quemó vivos a 21 delincuentes y se dejó al borde de la muerte a decenas de éstos. En los barrios donde se produjeron estos hechos, el mensaje de Ilave permanece impreso en muros y calles: “En esta zona los robos se sancionan como en Ilave”, “Señor ladrón, si no quiere morir como en Ilave, váyase” son algunas de las frases temerarias que la población usa para ahuyentar a malhechores.

El sociólogo Carlos Flores considera que el caso Ilave es y seguirá siendo “un ejemplo a seguir (en el país) mientras las instituciones públicas se pongan de espaldas a la necesidad de justicia que reclaman los pueblos”. 

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